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Los judíos almerienses recuerdan los terribles sucesos del 7-O, hace hoy un año.

 

 

Hace exactamente un año, mientras se celebraba «Simjat Torá», los terroristas de Hamás y Yihad Islámica en Palestina acometieron el inicio de uno de los eventos más dolorosos de la historia para los judíos.

 

Con total alevosía, y acompañados por el disparo de decenas de cohetes hacia territorios israelíes poblados por civiles, cruzaron la frontera con el único objetivo de hacer un daño del que jamás vamos a conseguir recuperarnos.

 

Los vecinos de Nir Oz, Beeri, Sederot o los asistentes al concierto de Reim son solo algunos de los que sufrieron de primera mano la violencia fanática y asesina yihadista. Prácticamente en directo, muchos asistíamos sin poder hacer nada a un evento donde, otra vez, se derramaba sangre judia inocente.

 

Cientos y cientos de personas asesinadas que nos dejan un hueco imposible de llenar en nuestros corazones, junto a todas las personas secuestradas de las que hoy, lamentablemente, aún de muchas no sabemos su destino y continuamos exigiendo su liberación inmediata.

 

Hemos asistido, así mismo, a una manipulación informativa por parte de muchos medios e instituciones públicas que, aunque tenga precedentes y muy claros, nunca ha sido tan hipócrita y blanqueadora de la violencia yihadista. Continuamos comprometidos con la comunicación de la realidad que nos afecta como grupo cultural y religioso, directamente afectados por todos los eventos subsiguientes a tan denostado día.

 

Desde la Comunidad Judía de Almería <<Jabrutá «Tikun Olam»>> queremos manifestar nuestro total apoyo a las familias de las víctimas, tanto asesinadas como secuestradas, y a todos el pueblo de Israel, que vive este luto en comunidad universal, exigiendo a Hamás que entregue de inmediato a los secuestrados junto a los responsables de tan viles actos para que sean debidamente juzgados y ajusticiados.

 

Am Israel Jai. El pueblo de Israel está vivo. Nosotros estamos vivos. Seguiremos aquí. Quiera El Eterno, Bendito Sea Su Nombre, que seamos los últimos en conocer de desgracias.